La historia es muy común: han pasado algunos meses desde que abrió el negocio y los empleados empiezan a tener preguntar sobre cómo hacer su trabajo. Los registros están incompletos y lo que empezó uno el otro ya no lo encuentra. En corto, la empresa está perdiendo la organización.
¿Qué podemos hacer para evitarlo? ¿No sería bueno tener una referencia que todos pudieran consultar para saber cómo hacer las cosas? Algo sencillo de entender y que vaya al grano, casi una receta de cocina.
Eso existe, y se llama diagrama de flujo.
¿Para qué sirven los diagramas de flujo en el negocio?
(cc) matthewvenn / Flickr |
La clave para un buen diagrama es simplificar. Incluir solo las actividades más importantes y saber dar sólo los detalles que hagan falta. De nada sirve escribir a detalle como calcular el importe total de la compra de un cliente si luego no sabemos cómo entregar la mercancía.
Otro punto importante es que gracias al diagrama de flujo podemos asignar mejor las responsabilidades. Como cada figura es una actividad, es casi como repartir fichas a cada empleado. Con ello será más sencillo aclarar malos entendidos cuando surja un problema.
¿Con qué hago un diagrama de flujo?
Hoy en día existen muchos programas para crear diagramas de flujo y gran parte de ellos son además gratuitos. Algunos de ellos son ArgoUML, Dia o Calligra Flow. Además está Visio, la solución Microsoft con un mucho mejor diseño y un precio también muy elevado. Además, para los más modernos, existe Lucidchart, disponible en la nube y con la habilidad colaborativa.
¿Has usado diagramas de flujo para tus procesos de negocio? ¿Te parecen útiles? Cuéntanos en los comentarios.
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